Dos conceptos marcan el diseño de Dis: la armonía formal y la liviandad de su estructura. Planos ligeros sumados a superficies traslúcidas que dan como resultado una pieza con un marcado carácter.
Nos preocupaba que el proyecto respondiera con la máxima eficacia a su misión como silla de despacho y de sala de reuniones con una integración silenciosa a nivel formal de todos los elementos, especialmente el complejo entramado de mecanismos que hacen de ella una pieza con grandes prestaciones ergonómicas.
La sobriedad de sus líneas, la evidencia de su ortogonalidad, la pureza de su estilo, el minimalismo de sus formas y la exquisitez de sus acabados convierten a esta pieza en un elemento de “museo”. La estética se adueña del conjunto y el pragmatismo de sus ángulos se reduce a su alto grado de confortabilidad.
A nivel funcional, la ausencia de mecanismos es una evidencia salvo en el caso de la regulación en altura o el giro de retorno automático, funciones que pasan inadvertidas debido a la integración de toda la silla.